De cómo un grupo de ciudadanos llegaron a ser empresarios palmeros en Casanare

Última actualización: jueves, agosto 29 de 2024
Ivan Vallejo, vocero de Asopalca

 ‘Este es un negocio para visionarios, no para inmediatistas’: Iván Vallejo, gestor de Asopalca

Don Iván Vallejo siempre ha sido líder en su comunidad, y gestor de varias iniciativas. Desde la fundación del barrio ‘Ciudad Jardín’ de Yopal, hasta la fabricación de ropa infantil y lo que se convirtió en el proyecto de su vida: la Asociación de Palmicultores de Yopal-Asopalca. Ha sido un camino difícil, porque iniciaron siendo ‘del pueblo’ y lograron empezar gracias a un crédito del Instituto Financiero de Casanare - IFC.

Y es que si bien el cultivo de palma aceitera es un negocio próspero, que deja buenas ganancias, requiere una gran inversión, paciencia y perseverancia. “Muchos se asustan o temen invertir en algo que sea de largo plazo, la mitad se retiró cuando les dije que la palma se demora cuatro años en producir, somos inmediatistas”, cuenta don Iván al hablar del inicio de la asociación.

Relata que cuando él se convenció del proyecto de palma, por invitación de unos amigos, empezó a convocar gente incluso por radio y se reunían en una bodega suya hasta 100 personas, pero solo unos pocos continuaron.

De 20 familias iniciales, hoy son 12, todos ciudadanos “pobres” como él mismo dice; porque no eran gente de gran capital, sino de ingresos medios, que creyeron en el proyecto y constituyeron la Asociación el 16 de septiembre del 2007. Don Iván gestionaba las capacitaciones, los contactos, las tierras y los créditos.

Lograron iniciar con ayuda del IFC, que les aprobó el primer crédito en el año 2011, para comprar el terreno de una finca de 300 hectáreas. Esto fue decisivo, señala Vallejo, pues en el Instituto eran intereses más bajos que en los bancos, y “nos creyó a proyectos de ciudadanos, que no teníamos capital”.

Así, compraron la finca ‘Peralejos’ ubicada abajo del Algarrobo, en la vereda Brisas de Mare Mare de Orocué; donde “construimos 3800 metros de canales para sacar las aguas”.

Iniciaron con 13 mil palmas sembradas, luego llegaron a 25 mil, y actualmente, tienen 170 hectáreas produciendo 22 toneladas, y generan empleo para 23 personas entre obreros y parte administrativa (en época productiva).

Un camino de altibajos

Para lograr la sostenibilidad de hoy, han luchado por años contra muchas enfermedades de la palma (han tenido que talar más de 1000 palmas) y contra la tramitología; pues iniciando tuvieron dificultades con el permiso de Corporinoquia, que demoró 11 meses en aprobarles la siembra de la mitad de las palmas, las 12.500 restantes y “fue un milagro… sobrevivieron en unas cajas de cerveza, las defendimos como pudimos”.

En esa odisea de sembrar palma, reconoce el apoyo del gobierno de Raúl Flórez (gobernador de Casanare de la época), de Raúl Yeraldo Barón, el primer gerente del IFC, y quien le siguió; pues el apoyo del Estado fue muy importante para Asopalca.

“Hasta que empezamos con el Instituto Financiero de Casanare, mecenas nuestro, entidad que quiero, nos hicieron cuatro créditos. Tuvimos problemas porque no nos alcanzaba para pagar cuotas, con el pagar obreros, combustible, fertilizantes…pero con el tiempo nos fuimos nivelando y ahorita estamos pagando anualmente”, narra Vallejo.

Además, el IFC les aportaba también el acompañamiento de una ingeniera agropecuaria, “Edilma Fernández, era una hermana de nosotros”, quien les guiaba en el camino de la producción.

Otro punto clave fue la alianza que hizo Asopalca con Aceites Manuelita, que en ese momento construía la extractora de palma, en lo que hoy es Altamira. “Ellos han sido serios, son nuestros comercializadores, contamos con ellos, siempre pagan a tiempo”.

Así, por fin vieron los frutos de su esfuerzo y empezaron a producir el primero de enero de 2015.

Un proyecto de mostrar

“Primero no se llenaba ni una volqueta, era muy difícil y con tanta deuda; pero ahora el proyecto es de mostrárselo a Colombia. Es muy costoso, de 6.000 millones de pesos, pero se sostiene y el Instituto es el pilar principal”. Siguen con los créditos, también con Acepalma, porque los fertilizantes son muy costosos.

No obstante, resalta Vallejo, ahora cuentan con muy buenos socios, e incluso reeligieron al gerente Carlos Sánchez, “quien es un señor acucioso, informativo”.

Por supuesto, dice que le pagan puntual al Instituto Financiero, cumplen con todo lo de ley, tienen una contadora profesional, apoyo del SENA y han aprendido mucho.

Con toda la experiencia vivida, don Iván Vallejo recomienda a “todas las personas que tengan inquietud de hacer empresa, que el sitio primario es el Instituto Financiero de Casanare. Deben estudiar bien el proyecto, mientras se les cumpla, usted sale adelante, pero tiene que ser serio”.

Finalmente, destaca que los palmeros son “una familia unida, debemos estar enterados de lo que pasa en el país, porque esto hay que trabajarlo todos los días”, eso es otra clave del éxito.

Documentos anexos

    Visita a cultivo de palma de Asopalca por parte de funcionarios del IFC, hace varios años
    Asopalca genera empleo para 23 personas entre obreros y parte administrativa (en época productiva)
    22 toneladas de palma se producen actualmente, en 170 hectáreas
    Asopalca está ubicada en la finca ‘Peralejos’ en la vereda Brisas de Mare Mare de Orocué
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